Primera de tres entregas de cuento contemporáneo
Compilación y análisis a cargo de: Rebeca González - Carné: 201829667
Eva María Rodríguez
Nació el 27 de febrero de 1958 en la ciudad de Buenos Aires (capital de Argentina), y creció en la ciudad de Caracas (capital de Venezuela). En 1979 obtuvo una licenciatura en Biología en la Universidad Simón Bolívar, en 1982 una maestría en Biología en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y un Ph.D en Biología e Inmunología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.En 1987 se mudó a Estados Unidos, donde realizó estudios posdoctorales en la Centro Médico Sudoeste, dependiente de la Universidad de Texas en la ciudad de Dallas, y en la Centro Médico de la Universidad de Texas, en Galveston (estado de Texas).
El ladrón
de las rosas
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Todos los días, mientras Matías estaba fuera, alguien llevaba un enorme ramo de rosas para Adela. Matías no sabía quién era. La vecina tampoco sabía quién las llevaba, pues el mensajero llamaba al timbre y dejaba las rosas en la puerta antes de que la vecina abriera.
Un día Matías escuchó por la radio que muchos vecinos habían denunciado el robo de las rosas de sus rosales. A la mayoría no les importaba que les cogieran alguna rosa, incluso las regalaban encantados cuando alguien se las pedía. Pero lo que no estaban dispuestos a consentir es que se las robaran indiscriminadamente.
Pasaron los días y la radio seguía informando del robo de las rosas. Vecinos y policías habían organizado patrullas para vigilar las casas donde aún quedaban rosas en los rosales. Pero las rosas seguían desapareciendo. Nadie sabía cómo se las ingeniaba el ladrón, pero lo hacía. Mientras tanto, Adela seguía recibiendo su ramo de rosas todos los días.
-Mamá, estoy preocupado por esos robos de los que informa la radio -dio Martín-. ¿No tendrá que ver con ese ramo que recibes a diario?
-No sé, Matías -dijo Adela-. Ni siquiera sé quién las envía.
- ¿No sospechas de nadie? -preguntó Matías.
-No, hijo. No sé nada.
Días después la policía llamó a la puerta de Matías.
-Nos han informado de que en esta casa llegan muchas rosas -dijo el inspector de policía-. Venimos a investigar. Sabrá usted que ha había muchos robos últimamente.
-Lo sé, inspector, pero no sabemos nada -dijo Matías-. Puede usted entrar e investigar lo que quiera, pero ni siquiera sé quién trae las rosas. Son para mi madre, que está enferma.
La policía no pudo descubrir nada, pero puso vigilancia encubierta a ver si lograban dar con la persona que llevaba las rosas.
La vigilancia no tardó en dar resultado. Al día siguiente detuvieron a un hombre mayor justo en la puerta de Adela, nada más llamar al timbre. Cuando la vecina abrió y vio cómo arrestaban a aquel hombre se quedó muda.
Ya en la comisaría, el hombre confesó:
-Me llamó Aurelio y le llevo flores a la que es, ha sido y será el amor de mi vida. ¿Desde cuándo es delito llevar flores?
La señora Adela es una señora mayor que está al cargo de su hijo -dijo el inspector-. ¿Qué tiene usted con ella?
- ¿Adela? -preguntó el hombre-. No, las flores son para Matilde. Fuimos novios de jóvenes, pero un día desaparecí en unas maniobras militares. Me dieron por muerto. Hace apenas unos meses que me soltaron y he vuelto a por ella. Pensaba que Matilde vivía allí y que el chico que salía era su hijo.
-Muy bonito, sí. Pero es el hijo de Adela. Matilde vive en la puerta de al lado. Aunque eso no es lo que importa ahora. Diga, ¿por qué roba las rosas, en vez de comprarlas o pedirlas? -preguntó el inspector.
No robo nada -dijo el hombre-. Son de mi jardín. La casa de mi familia está en el pueblo de al lado. ¿Eso quiere decir que ese chico no el hijo de Matilde?
- ¡No! ella esta soltera. Pero, espere, entonces, ¡usted no es el ladrón! -dijo el inspector.
Cuando lo soltaron, el hombre salió a la calle. Y allí estaba Matilde.
-Llevo décadas esperándote -dijo ella-. Te reconocí en cuanto te vi.
Ambos se abrazaron y se fueron juntos dando un paseo. Tenían mucho de lo que hablar.
-Inspector, ¿qué hacemos ahora? -preguntaron los agentes, tras contemplar la bella escena del reencuentro por la ventana.
-Esperar a que los rosales vuelvan a dar rosas -dijo el inspector-. No queda una sola rosa en los rosales de toda la ciudad.
- ¿Cree que ha dicho la verdad? -preguntó uno de los agentes.
-Tal vez sí, tal vez no -dijo el inspector-. Pero poco importa ya. Los rosales siguen ahí, y darán más flores.
Pero a casa de Adela seguían llegando flores todos los días. Pero esta vez llegaban dos ramos: uno para Adela y otro para Matilde. Quién robó las rosas continúa siendo un misterio.
Análisis:
Género literario: cuento.
Argumento: Cuenta la historia de un joven que vive
con su madre, se encargaba de cuidarla. Todos los días, él sólo se ausentaba 30
minutos y entonces la vecina la cuidaba, justo en ese momento, aparecía un ramo
de rosas en la puerta, sin saber quién las dejaba allí.
Escenario: Casa de Matías y la comisaría
Tema: Esperanza, amor y compromiso.
Atmósfera:
Misterio y curiosidad -nadie sabe quién se roba las rosas-.
Sorpresa -el encuentro entre Aurelio y Matilde- declarando que le llevó flores a la que fue y es el amor de su vida.
Admiración, respeto y conexión emocional: -Inspector, ¿qué hacemos ahora? -preguntaron los agentes, tras contemplar la bella escena del reencuentro por la ventana. - ¿Cree que ha dicho la verdad? -preguntó uno de los agentes.
-Tal vez sí, tal vez no -dijo el inspector-. Pero poco importa ya. Los rosales siguen ahí, y darán más flores.
Sorpresa -el encuentro entre Aurelio y Matilde- declarando que le llevó flores a la que fue y es el amor de su vida.
Admiración, respeto y conexión emocional: -Inspector, ¿qué hacemos ahora? -preguntaron los agentes, tras contemplar la bella escena del reencuentro por la ventana. - ¿Cree que ha dicho la verdad? -preguntó uno de los agentes.
-Tal vez sí, tal vez no -dijo el inspector-. Pero poco importa ya. Los rosales siguen ahí, y darán más flores.
Tiempo
cronológico: Todos los
días -durante varios meses-, y el desenlace en un día, captura y liberación de
Aurelio.
Personajes planos: ningún personaje de la historia
sufre cambios.
Principales:
Matilde (vecina), Aurelio (el eterno amor de Matilde).
Secundarios:
Matías, Adela (madre de Matías).
Aleatorios:
vecinos y la policía.
Estructura
tradicional: Tiene
introducción en la que presenta a los personajes y sus características. El nudo
gira en torno al robo las rosas y quién las dejan en la puerta de la casa de
Matías. El desenlace, cuando una declaración inesperada sobre quién y porqué le
lleva rosas a Matilde. Aún así, el final mantiene un toque de misterio, ¿Quién
robaba las rosas de los jardines de las casas del pueblo?
Diálogo: Indirecto existe narrador, pero también
hay diálogo de los personajes.
Análisis
general: El robo de las
rosas en las casas del pueblo es solo un pretexto para contar la historia de un
viejo amor juvenil que no se olvidó. Que a través del tiempo y la distancia las
personas siguen conectadas a través del amor y la esperanza. También nos habla
del compromiso y otra clase de amor, el amor filial que se muestra a través de Matías
y la dedicación con la que cuida a Adela (su mamá). Y como una historia de amor
puede conmover al más común de los seres humanos -cómo a los policías- que
cambiaron su actitud ante la confesión de Aurelio.
Referencias:
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